Primera individual de la artista Alejandra R Laos, propone una reflexión sobre la experiencia del tiempo en el tráfico de la ciudad de Lima.

Nos situamos en la ciudad de Lima, como ciudadanos de esta, y nos encontramos con que el tráfico es una realidad inevitable de la ciudad. Durante nuestras vidas, pasamos horas en el estancamiento vehicular que se genera en esta metrópolis. 

Este tiempo que vivimos en la espera del estancamiento, entre el amontonamiento de autos, buses y combis, suele ser una experiencia de resignación o frustración diaria que dejamos pasar sin mucha importancia. El tiempo en el transporte, sea este público o privado, se convierte en una especie de “limbo” que se experimenta diariamente.

Pero el tiempo es un torrente infinito, que sigue en movimiento en todo momento. Es movimiento constante, duración continua. Entonces la artista se pregunta: si experimentamos esta duración, como algo inevitable ¿cuál es el estado de este tiempo que se vive entre la violencia, la incomodidad y la frustración? ¿cómo nos afecta? Si el tiempo es movilidad ¿dónde está ese movimiento en el constante estancamiento de las horas punta del tránsito vehicular o del día a día limeño? Si el tiempo pasa, y sentimos además que es abundante, ¿dónde está el movimiento que lo evidencia?

La muestra se construye a partir de varios loops de animación, realizados a partir de diferentes impresiones en papel. La pieza principal es una instalación en la cual se proyecta una escena de tráfico. Dentro de esta, la imagen de algunos personajes se distorsiona gradualmente, producto de la repetición y manipulación de la imágen. La proyección es de una gran dimensión, ocupando una pared de la sala. Cada personaje dentro de la escena, ha sido sometido a la copia y recopia de su imagen, generando en la repetición errores de impresión que juntos conforman el movimiento del loop. Alrededor de la proyección se pueden ver una serie de impresiones y fotocopias en papel, que corresponden a los diferentes cuadros con los que se genera la imagen en movimiento proyectada. Estas están acumuladas en las paredes a los lados de la imagen y desbordadas en el suelo por su cantidad.

La artista utiliza medios como el grabado y la animación para generar piezas que reflexionan respecto al tiempo producido en el tráfico de Lima, y el sujeto que lo experimenta. Se propone así una materialización del tiempo en el papel, representando tanto la cantidad de tiempo que pasa en estos momentos como el estado de este, que se descuida, corrompe y desecha, como si fuera de papel.