Un viaje por España y Portugal se convierte en una oportunidad para explorar la relación entre el poema y las artes plásticas. Con materiales encontrados en su paso (cartones, servilletas, bolsas, arena, cáscaras, sobres, cajas, hilos, retazos de ropa y pruebas de Covid), Ferrero fabrica pequeños amuletos que condensan sentido. Su taller es itinerante: las piezas se producen en aviones, cafés, trenes, casas de desconocidos y paradas de buses. El impulso por crear nace de la necesidad por comprender.
A diferencia de escribir en un diario, ella recurre a materiales reciclados para fijar la memoria, para anclarse al instante. La escritura como un sistema de nudos, pliegues, y símbolos que propone Micro-relatos, expande la posibilidad del diario de viaje. En cada una de las piezas de esta instalación, la palabra cede lugar al gesto y lo inútil recupera su significado.