Cursi es la primera exposición individual de la artista y gestora cultural Jana Ugaz que, bajo la curaduría de Luisa Fernanda Lindo, reunirá una serie de 47 pinturas de mediano y gran formato inspiradas en artistas peruanas de diferentes generaciones y trayectorias que han influenciado de manera conceptual, estética o afectiva, su producción artística en los últimos diez años. Cada pintura lleva por título el nombre de una de las artistas homenajeadas y va acompañada de su respectiva carta de amor, a las que las/os visitantes tendrán acceso en la sala de exhibición.

Si bien la palabra cursi tiene literalmente una connotación de ridículo, Jana Ugaz pretende cambiar la concepción peyorativa de la palabra pues considera que es más ridículo guardarse o filtrar sentimientos de amor o admiración, particularmente en el contexto actual. Como menciona la artista: «Hoy la ternura es un acto de resistencia política. Arriesgarse a querer públicamente es hacerle frente a un sistema que más que nunca nos necesita egoístas, sumisas, solas. Permitirse desear entre el vaivén de la euforia post apocalipsis y el dejavu de ansiedades que trae consigo cada ola pandémica, crisis económica y escándalo político, me resulta admirable».

Para llevar a cabo esta propuesta, Ugaz realizó un minucioso trabajo de investigación del color utilizado por cada una de las artistas elegidas para componer su propuesta expositiva. Una vez definida la paleta de color predominante en cada artista, se propuso dos pasos: por un lado, decidió catalogarlas en base al tipo de relación que mantiene con cada una de las artistas homenajeadas y, por otro, estableció un orden cronológico, a modo de línea de tiempo, de la aparición del vínculo con cada artista en las distintas épocas de su vida.

Cursi transita desde el primer acercamiento de Jana Ugaz con el arte en el colegio, con su profesora Chío Flores; su paso por la universidad con Julia Navarrete y los primeros referentes de artistas mujeres peruanas de renombre internacional como Elena Izcue y Tilsa Tsuchiya; su trabajo en una galería de arte que la acercó al arte contemporáneo con referentes como Elena Tejada-Herrera o Teresa Burga; su acercamiento al arte a través de la curaduría y el activismo, que la llevó a la creación de María; un retorno a la materialidad de la pintura que la motivó a reencontrarse en su práctica artística; y su admiración constante por la valentía que nota detrás de los trabajos de artistas de nuevas generaciones.

Así, Cursi se posiciona como una declaración pública de amor al arte y a sus artífices que las/os visitantes a la muestra podrán apreciar y recorrer en los 29,47 metros lineales de pinturas que conforman la línea de tiempo, además de acceder a las 47 cartas de amor escritas a mano. 

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