Argentina
Teatro
Dirección: Daniel Veronese
De David Foster Wallace
Con María Onetto
Duración: 1 hora
Recomendada para mayores de 14 años.

Un vasto retrato sobre el estado anímico de una mujer.

Una persona que se limita a describir las circunstancias, tanto pasadas como presentes, que componen, conforman su angustia. La imposibilidad de compartir o manifestar ese dolor. Dolor que nos acerca a lo humano.

La persona deprimida narra en tercera persona el devenir de una mujer con depresión patológica. Cuenta la relación con su analista y con sus padres, que según ella son la base de sus actuales traumas. También describe el particular método terapéutico propuesto por su analista, lo que llama “el círculo de ayuda”: un grupo de personas de su confianza que ella puede llamar en cualquier momento para contarles sus pensamientos y emociones. Así, el relato avanza internándose, sin límites, en detalles de una intimidad lacerante y alcanzando expresiones de profunda humanidad que exceden la descripción de la enfermedad, y dejan entrever un susurrante pedido de ayuda.

Basado en el texto del mismo nombre del escritor David Foster Wallace, escrito en 1998, este montaje pertenece, junto con Encuentros breves con hombres repulsivos —también de Foster Wallace— y Los arrepentidos —del dramaturgo sueco Marcus Lindeen—, a la trilogía Experiencia del director argentino Daniel Veronese: tres obras que, con distintos mecanismos, buscan introducir al espectador en temas socialmente ásperos, pero cercanos; incómodos, íntimos y familiares.

“Por lo menos aparecen palabras que están más propensas a ser pensadas que a ser dichas. Son cosas que uno piensa, incluso por la forma en la que están armados los textos. Son cosas que no están ofrecidas para un entendimiento fácil, sino que justamente piensa de una manera y habla de otra. Estos discursos están cercanos al pensamiento como si no hubiese filtro de la conciencia. Esto me produce calidez, porque son seres desprotegidos, que a veces se asemejan a lo animal, no a lo humano. Sin embargo, el discurso es un discurso humano”, señala Daniel Veronese.

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